De nombres, etiquetas y valores.

¿Quién eres? Recordemos aquel cuento de Antony de Mello que os dejé en otra entrada "tu niño/niña lo sabe", el no entendía de etiquetas ni definiciones, es con el paso de los años cuando comenzamos a colocárnoslas, o permitimos que otros lo hagan a su vez, la familia, los amigos, la sociedad en general, ¿Quién eres? pregunto de nuevo, tal vez la respuesta más acertada sea, quien decides ser o te permites ser, las etiquetas y definiciones nos las colocamos o las asumimos nosotros, a lo largo del tiempo, llego a la conclusión de que el valor que tenemos nos lo imponemos nosotros mismos. ¿Con todos los nombres que te han dado a lo largo de tu vida con cual o cuales has decidido identificarte?
Un nombre, una etiqueta, una definición puede ser un impulso, una responsabilidad o una carga depende de como se lleve.
Hace poco que llegué a esta reflexión y con ella a un descubrimiento, ¿por qué ciertos patrones y hechos en mi vida se repiten? tampoco soy tan mala. La respuesta es simple, por que hasta ahora no era capaz de ponerme en el valor que tengo y merezco.
Una vez leí una historia de una maestra que le enseño un billete de 20 € a sus alumnos, les preguntó si lo querían, ellos respondieron al unisono que si, luego arrugó el billete y volvió a hacerles la misma pregunta, la respuesta de nuevo fue afirmativa, luego lo pisoteo, arrastro y ensucio, siguió preguntando si lo querían, y para no variar la respuesta continuaba siendo afirmativa, por último le rompió una esquina y lo rasgó un poco por otro lado, ¿aun lo querían? la respuesta seguía siendo un rotundo si.
La moraleja es simple, somos como ese billete, el echo de que la vida nos arrastre, pisotee, nos rompa a veces, no significa que perdamos nuestro valor y que otros sean capaces de verlo. Una curiosidad, un diamante es en realidad un pedazo de carbón que por obra y gracia de mutaciones químicas modifica su estructura molecular, dureza y apariencia y se le da más valor.
La posibilidad de pasar de carbón a diamante es inherente en todos.
Coge tus definiciones, etiquetas, nombres y decide si los usas como pistas que te lleven al diamante o como una carga para quedarte donde estas.
En una entrada anterior dije que crecer es uno de los mayores actos de amor que puede realizar uno hacía si mismo, pues aquí viene otro, ponerte en valor, darte valor, valorarse y ser valiente es otro acto de amor que lejos de lo que erróneamente pensamos no es armarse hasta los dientes, y liarse a tortas con todo lo que a uno se le pone por delante, sino ocupar el lugar que realmente mereces y te corresponde que no se encuentra muy arriba y menos aun abajo.



Ilustración de Rosa de Soto (Ángel Bemol) todos los derechos están reservados

"Tenemos tres nombres, el último solo puede dártelo un maestro o quien te ame incondicionalmente y ese es el que te abre la puerta a tu verdadero ser"

No hay comentarios:

Publicar un comentario