Milagros

He llegado a la conclusión de que un milagro no es solo aquello en lo que se cree, sino que es aquello que se hace y sucede más allá de la creencia.
A nuestro alrededor se suceden milagros constantemente y hemos decidido no darnos cuenta.
Tenemos la capacidad de hacer milagros y hemos decidido que eso no es lo normal sino lo excepcional.
Los auténticos ocurren de dentro hacia afuera y no al revés. Cuando nuestros ojos comprenden que la belleza que nos rodea es un milagro, que el aire que entra en nuestros pulmones es un milagro, más aun cuando los llena de dulces aromas, que saborear lo que nos gusta es un milagro, que escuchar una hermosa melodía, los pájaros, el viento entre las ramas es un milagro, que poder sentir la brisa, una caricia o un beso es un milagro. Que tomar conciencia del mundo que nos rodea y ser parte de él, de las posibilidades que puede ofrecer, es un milagro. Cada mañana que te levantas y tienes la oportunidad de afrontar otro nuevo día con veinticuatro horas para decidir que hacer con ellas es un milagro.
Una acaba dándose cuenta que no puede arrancar un crucifijo o la pastilla con instrucciones de uso de quien ha decidido poner su fe o su comodidad en ello, pues para lograr que dejemos de aferrarnos a eso, primero tendríamos que comprender el mecanismo esencial de un milagro.
Tendríamos que entender con la más absoluta de las certezas que una enfermedad es una llamada de atención de nuestro cuerpo y mente de que algo no estamos haciendo bien con nuestra vida y que la muerte es ese milagro necesario para la vida, no es un contra sentido, la una no tiene razón  de ser sin la otra.
Que el miedo es el antídoto contra la fe, la esperanza y la certeza, que es el mayor hacedor de enfermedades e inhabilita la posibilidad de cualquier milagro. ¿Qué crees y creas miedo o milagros?
Hace poco vi un vídeo que contaba una historia preciosa.

"Una profesora le pidió a sus alumnos de primaria que decidieran cuales eran para ellos las siete maravillas del mundo actual, una vez acabado el tiempo y pese a algunas discrepancias decidieron que las siete maravillas del mundo eran las siguientes por este orden, 1ª Las Piramides de Egipto, 2ª El Taj Majal, 3ª El Gran Cañón del Colorado, 4ª El Canal de Panamá, 5ª El edificio Empire State de New York, 6ª San Pedro en el Vaticano, 7ª La Gran Muralla China. Mientras contaba los votos se percató de que una de sus alumnas aun permanecía indecisa, la profesora le preguntó si tenía problemas con su lista, ella le contestó que si, que no podía decidirse pues había muchas, por lo que la maestra le dijo, - léenos lo que tienes hasta ahora y a lo mejor te podemos ayudar. La joven tras pensarlo un instante leyó, - Yo pienso que las siete maravillas del mundo son; 1ª Poder ver, 2ª Poder oir, 3ª Poder tocar, 4ª Poder probar, 5ª Poder sentir, 6ª Poder reír, 7ª Poder amar."

Las mayores maravillas de este mundo no se crean solo con las manos, son aquellas que estás dispuesto a crear cada día con tu mente, tus sentidos y tu corazón, desde dentro, y no son otra cosa que pequeños milagros, además te lo dice alguien que ha pasado casi toda su vida creando obras de arte.
Tu eres un milagro con capacidad para percibirlos, para creerlos y crearlos.


Imagen digitalizada basada en una obra de Rosa de Soto (Ángel Bemol)

"Los milagros existen, pero de lo que no nos damos cuenta es de que los hacemos nosotros."



Caídas recurrentes

Y a veces cuando caes tienes que levantarte mirando en otra dirección, ni yo misma había llegado a entender el sentido de las caídas hasta hoy, cuando tropiezas yendo en una dirección determinada al levantarte has de tomar otra para no tropezar de nuevo con lo mismo, lógico, pero no siempre llevado a la práctica.
De un tiempo a esta parte se han caído muchas cosas y alguna persona a mi alrededor, pero yo en estos días me he caído también y ahora tengo la responsabilidad de volver a levantarme y mirar en otra dirección, se que en algunos aspectos lo estoy haciendo, en unos casos supone volver a algo o a alguien que tuvo que quedarse abandonado momentáneamente pero no permanentemente, en otros ha de ser un adiós definitivo pues lo único que ese algo o alguien hace es que te alejes de ti y pierdas tu propia perspectiva, pero se que soy consciente de que aun quedan emociones, apegos y algún ego de los que liberarme, mis caídas me ayudarán a saber cuales son, serán mi localizador. 
Hace poco leí un artículo muy interesante sobre la importancia de saber decir adiós.
Y en uno de los poemas más otoñales que he escrito nunca, "Cartas a la melancolía" a través de sus versos reflexiono acerca de que las hojas que han caído, o se han soltado como se quiera interpretar, no pueden volver a ser parte del árbol otra vez, y así es, hay que esperar la llegada de otra primavera que lo renueve todo. 
Cuando sientes que caes es porque ha llegado la hora de mirar en otra dirección o de permitir que algo se suelte. Hay que hacerse responsable a su vez de todo lo que soltamos o dejamos caer.
Y echando mano a las palabras de una mente sabia, en este caso la de Eduardo Galeano, "Si me caí, es porque estaba caminando. Y caminar vale la pena, aunque te caigas." Que se lo pregunten a los niños pequeños que aunque tropiecen y caigan ven como algo natural el volverse a levantar.


Imagen digitalizada basada en una obra de Rosa de Soto (Ángel Bemol)

"A veces la caída es dura pero necesaria."

Silencio

Lo sé, este ángel ha estado mudo durante muchos días, aunque bien es cierto que no es la primera vez que es así, pero eso me permite dar paso a una reflexión.
Un ángel bemol tiene mucho de humano y a veces vive momentos convulsos y cuando algo se remueve el mejor camino es el silencio, incluso en la música son imprescindibles los silencios, a veces se necesitan silencios más largos, otras son suficientes unos más cortos, pero hacen falta para poder respirar de nuevo.
A este ángel de alas pintadas le ha tocado vivir en un mundo cargado de ruidos y estos últimos días ha habido muchos, el mundo está convulso, grita y existen seres a los que a veces tanto ruido nos hace daño. Estamos rodeados de ruidos por dentro y por fuera, y no me refiero solo a los sonidos en si mismos, hay ruidos que también son silenciosos, ¿qué sonido tienen nuestros pensamientos?
A veces es necesario apartarse de las palabras escritas o en voz alta para retirarse al silencio que te permita escuchar esos otros silencios que también hablan y te cuentan que está intentando abrirse paso en ti, que grieta se esta abriendo en tu corazón y tu alma y porqué.
En ocasiones otras cosas y otras voces te reclaman y tienes que atender esa llamada.
Frente a lo que duele, silencio. Frente a lo que grita, silencio. Frente al caos, silencio. Frente a la duda, silencio. Frente a la sensación de abandono, silencio. Frente a la incertidumbre, silencio. Frente a la oscuridad que no es la de la matriz, silencio. Frente al cansancio, silencio. Frente a la confusión, silencio. Frente al miedo, silencio.
No le temo al silencio en él habita mi maestro interior y es la calma necesaria para escuchar el sonido de su voz.


Imagen digitalizada basada en una obra de Rosa de Soto (Ángel Bemol)

"En el silencio están implícitas todas las respuestas y todos los sonidos."

Poemas alados

Poéticamente hablando . . . .

INSTRUCCIONES PARA SER AMADO POR UN  ÁNGEL

Si quieres ser amado por un ángel
has de saber que ellos no conquistan, ni seducen.
Que pueden leer en tu corazón y en tu alma,
entrar en todos los rincones oscuros que ni tú conocías,
y hallar el más leve pulso de luz escondida.
Que lo hacen sutilmente como el aire que respiras,
inhalado y exhalado en tus pulmones sin ser consciente de él.
Dejando cada sombra y la pequeña luz donde la encuentran,
y que si le dejas, esta última la hacen crecer.
No abren caminos solo acompañan en el caminar.
No te dan alas solo las plumas para fabricarlas.
La consigna es no interfieras, no persigas, no invadas.
Si te permites ser amado por un ángel.
No esperes que se queden solo en este mundo.
No pienses que puedes cambiar su naturaleza . . . huirán.
No esperes estar atado, no esperes ser esclavo.
No esperes escuchar en sus labios un te quiero,
solo sentirás como un leve aliento un te amo.

Rosa de Soto (Ángel Bemol)



Las hojas se sueltan

Hablemos metafóricamente. Un día no ves tu nombre en una lista en la cual esperabas estar y te caes como una hoja en otoño, este otoño en el cual me encuentro, y de repente te das cuenta de que esa es la clave y la señal, y me acuerdo de una frase que escuché recientemente en un congreso de Conciencia a tu salud, uno de los ponentes dijo lo siguiente, "las hojas no se caen, las hojas se sueltan" y es cierto, a veces es necesario soltar y soltarse, la vida te va dejando pistas, aunque eso no impida la decepción, el dolor, el miedo, la culpa que se pueda sentir antes de asumir ese soltar y soltarse.
Tal vez algunos somos como hojas que en otoño tenemos que soltarnos y dejarnos llevar por el viento a otra parte, es como cuando te dan alas y no tienes más remedio que lanzarte a volar, es lo que se espera de ti.
Hay cosas y personas que uno tiene que darse cuenta de que ya han llegado a un determinado otoño y hay que dejar que se suelten o soltarlas.
Dicen que el otoño es la estación de la poesía y oigo a su vez decir a muchos poetas que la perdida, lo que se cae, lo que no tienes más remedio que soltar, te inspira más, yo también soy un ángel que escribe poesía y tras estas lineas y lo que hay en ellas el corazón me ha pedido algunos versos.
Tal vez las palabras pertenecen a ese mundo donde una vez que salen de la mente y de la boca se sueltan. Por eso la tristeza, la decepción, el dolor es mejor escribirlo, da igual si es en verso o en prosa y luego soltarlo y dejarlo ir.


Imagen digitalizada basada en una obra de Rosa de Soto (Ángel Bemol)


"Al final decidimos consciente o inconscientemente lo que se queda o se va."

Movimiento solidario

Un ángel es solidario, empático por deber, trabaja desde el corazón, pero sin pretender salvar a nadie, establecemos los limites necesarios. Desde este espacio aporto y tu decides si te sirve o no, si conectas o no con estas palabras, si te puede ser útil o no.
En este espacio y en esta entrada decido dejarle un hueco a un gesto solidario. Decide tu si desear aportar a esta causa o no.


El próximo sábado 17 de octubre tendrá lugar la Gala de la segunda edición del Festival Internacional de Microcortos Ser o no Ser, esta vez bajo el lema "Impulso" se quiere concienciar sobre el cáncer, será en la Filmoteca Regional Francisco Rabal, la entrada cuesta 10 €, y lo recaudado se donará íntegramente a la Asociación Española Contra el Cáncer, si no puedes ir pero estarías dispuesto a colaborar hay una fila 0, haz tu donación de 10 €, y si eres una empresa, asociación o comercio y puedes aportar 50 € o más te estaremos muy agradecidos, serás nombrado durante el trascurso de la Gala, figurarás en las redes sociales del Festival Ser o no Ser, solo envía tu nombre y logotipo (si lo tienes) a info@seronoserfestival.es

La compra de entradas se puede realizar en la delegación de la AECC en Murcia (Calle Miguel Vivancos nº 5) o en Espacio Pático (Calle San Lorenzo nº 5) también se puede comprar haciendo un ingreso en la c/c: Triodos Bank ES33 1491 0001 2321 2710 5720, con el texto en observaciones "Número de entradas + entradas gala + nombre de la persona que recoge las entradas (deberá presentar DNI el día de la Gala para poder retirarlas).

Ejemplo: "3 Entradas Gala Pepe Pérez"

Si solo se trata de una donación en las observaciones pones "Donar Cáncer + tu nombre o nombre de tu empresa o asociación".

Danos tu impulso para acabar con esta enfermedad, cada gesto cuenta, como cada grano de arena es importante para crear la playa. 

Compártelo, difúndelo.

Muchas gracias de antemano. Besos y abrazos de corazón.

Historia del Duende de los nombres

Hoy es el cumpleaños de quien me presentó a Ángel Bemol y que me inspiró al Duende de los nombres y que mejor día que hoy para compartir su cuento.



Ilustración y cuento de Rosa de Soto (Ángel Bemol) todos los derechos reservados

Y para quienes no puedan leerlo bien en el archivo, aquí os lo dejo en cuento también:

CUENTO DEL DUENDE DE LOS NOMBRES

Conocí a un duendecillo simpático y travieso que solía realizar sus trastadas en un enorme castillo, este tenía muchos rincones y estaba rodeado por un inmenso bosque donde poder  esconderse. Un día que casi le pillan, o eso creía él, se lanzó por una ventana para huir, aterrizando entre un montón de hojas secas del otoño recién estrenado. Cuando logró quitarse las hojas que lo cubrían, vio junto a él al jardinero de palacio a punto de barrerlo junto a las hojas secas, ¡le habían descubierto! pero el jardinero no se había percatado de su presencia pese a que lo tenía delante. -¡Eeeeh estoy aquí! -, nada, ni le oía, ni le veía. Corrió al castillo, cantó, bailó, lanzó objetos a aquellos que lo habitaban. - ¡El castillo está encantado! – Gritaban. Pero ni le oían, ni lo veían. Eso le provocó cierta tristeza y ya no le pareció tan divertido, así que decidió marcharse.

Recorrió el mundo y en su trayecto empezó a ver nombres dibujados por los nervios de las hojas caídas, en primavera se los susurraban las campanillas de los prados, ¡qué extraño! Nunca le había pasado eso antes. Caminó triste, sin ganas de hacer travesuras y sin rumbo fijo hasta que un día llegó a un lugar llamado Polo Norte, prácticamente se tropezó con alguien llamado San Nicolás y esté al verlo decaído, lo acogió. Allí conoció a otros duendes que trabajaban fabricando juguetes.

Pronto San Nicolás descubrió que nuestro duende tenía un don curioso, podía adivinar que  juguete era el más adecuado para cada niño por su nombre, y no solo eso, los personalizaba al fabricarlos. Pero también se percató de que podía ver más allá de los nombres, a veces incluso parecía leer en los copos de nieve. El duende le confirmó que así era, veía nombres en los cristales que forman la nieve, en las hojas que caían en otoño y se los susurraban las  campanillas, pero no cualquier nombre, ni aquel con el que nos bautizan, sino el verdadero nombre de nuestras almas.  El generoso anciano se dio cuenta que el duendecillo tenía que volver al mundo y usar su don y habilidades de otro modo. Cuando este se despidió, antes de ponerse en marcha, se volvió hacía San Nicolás y le dijo - Has sido muy bueno conmigo y  quiero regalarte el nombre de tu alma, es Papa Noel, así te conocerán en todo el mundo. -

En sus viajes, el duende que no tenía nombre pero que los conocía todos, descubrió que al igual que San Nicolás habían más personas diferentes que podían verle, y a una de esas personas le dio el nombre de un Ángel apellidado Bemol, conoció a una maga muy especial que viajaba en el tiempo y en este caso le fabricó un bolso que ella convirtió en mágico. Y sigue regalando nombres y objetos muy especiales y personales. Talvez un día se cruce contigo y puedas verlo y entonces te dará algo que solo tú puedes tener, quizá un nombre o puede que otra cosa.



Luces tras la puerta

Cuentan que Ananda, el discípulo más abnegado de Buda, el día que este murió, lloró, el resto de los discípulos apiadándose de su dolor le dijeron. – “No llores, no estés triste, el maestro ha trascendido.” – “Lo sé”. – Les respondió Ananda. – “Mi llanto no se debe a su muerte, lloro porque he estado al lado del maestro prácticamente toda mi vida, le he escuchado, he atendido sus necesidades, he sido humilde y servicial y sin embargo no he alcanzado la iluminación.” Ananda lloró y lloró y cuando se cansó de llorar alcanzó la iluminación. Existe otro Buda, uno rechoncho y simpático que se le representa riendo, su nombre es Jato y según se cuenta también, este se ilumino riendo.

He pensado en estos personajes y reflexionado en torno a ellos y sus circunstancias. ¿Qué es la iluminación?, ¿Qué hay que hacer para alcanzarla? La iluminación es algo personal, no se logra de forma colectiva, me he pasado la vida leyendo, asistiendo a cursos y talleres, he escuchado a muy variados maestros de disciplinas también diversas, si esperas que alguien te ilumine vas muy equivocado, esa luz, ese interruptor en particular va incorporado en cada cual y cada quien y cuando se enciende lo hace de una manera distinta para cada uno, cuando decide brillar lo hace para romper algo en nuestro interior y asomarse a través de esas grietas. Para algunos el interruptor tiene forma de risa, para otros de llanto, de un instante de belleza o de tragedia extrema, puede llegar cuando se toca el cielo o se toca fondo, quizá se oculte bajo algunas capas de odio y violencia. 

Pablo de Tarso era romano, perseguía y mataba cristianos hasta que fue alcanzado por un rayo que le dejo ciego y en su ceguera vio y entendió, cambió, se iluminó y recupero la visión. 

No existen instrucciones para iluminarse, la historia de Pablo de Tarso podría resumir el proceso, la ceguera es algo simbólico, al final todo consiste en tener el valor de atravesar las propias tinieblas y estar dispuesto a ver con claridad. No hay que ver para creer, hay que creer para ver.

En cualquier caso no soy quien para definir lo que es la iluminación. Cada uno de nosotros somos seres únicos y la luz que portamos también lo es, así como el modo en el que ha de manifestarse.
Sé que no estoy iluminada, aún hay pedazos esparcidos de luces y sombras en torno a mí por identificar y recomponer, y la iluminación no es algo que se busca, es algo que se lleva, esa parte si la tengo muy clara, la iluminación es una decisión personal hacia la que nadie puede guiarte.

Quizá este nuevo nombre, este nuevo ser, a través del cual reflexiono y descubro todos mis rincones y estancias, compartiéndolas en forma de memorias de un ángel en tierra que ha de pintarse las alas todos los días, sea mi guía personal.

Quizá tras un verano nada tranquilo y un otoño que se ha estrenado algo convulso, se encuentren las puertas de la iluminación, no sé, el tiempo lo dirá. Aunque no existe una llave solo puedes llamar y esperar a que se habrá cuando llegue el momento.

Lo que si sé es que todos tenemos derecho a iluminarnos, a despertar, a ver con claridad, pero de nosotros depende permitir que se abra, nos rompa y reconstruya.



Imagen creada por Rosa de Soto (Ángel Bemol)

"Algunas puertas han de abrirse de dentro hacia afuera. No para que entre la luz, sino para que salga la que ya hay dentro."

Lluvia del corazón

Llega el otoño y con él aquello de lo que hay que desprenderse para afrontar mejor el invierno y también llegan las lluvias. 
El agua dentro de los cuatro elementos que conforman la naturaleza, se considera un elemento emocional.
La lluvia tiene dos funciones nutre y limpia y en el caso del otoño, la estación de los poetas, la melancolía, la nostalgia y de lo que se pierde, por lo general de forma necesaria, aunque no siempre se entienda así, el agua se convierte en la energía que limpia, que se lleva lo que no es necesario en este ciclo. 
Nosotros tenemos nuestra particular lluvia que limpia y libera emociones innecesarias, se llama llanto, hace poco me llegó una frase interesante “No te quedes con tus emociones pues si tus ojos no lloran llorará otro órgano de tu cuerpo.” Uno alcanza el equilibrio cuando empieza a entender que la vida es risa y llanto, que dentro de cada risa hay lágrimas escondidas y dentro de cada tristeza hay algo que limpiar y sanar para alcanzar la alegría. Reprimir aquello que nos limpia, sana y restablece el equilibrio es dar paso a un daño aun mayor, puede ser en forma de enfermedad, como bien dice la frase, o aun peor, de ira a menudo mal canalizada o enfocada.
Vivimos en un mundo donde lo políticamente correcto es reprimir, enmascarar, ya lo he dicho muchas veces, algunos casi que por norma y ley. Una frase y aptitud lapidarias, como muchas otras, es aquella de “los chicos no lloran”. Las lágrimas del cielo o de los ojos, agua de vida, siempre se han relacionado con lo femenino y por lo tanto son consideradas como un signo de debilidad. Yo opino lo contrario, para mí es un acto de valentía situar tu emoción y sanarla a través de ese acto, contigo, sin implicar a nadie más. Hace falta más valor para hacer eso que para ir dando bofetadas a diestro y siniestro.
No me avergüenza admitirlo, cuando algo me pesa lloro, lo limpio, lo libero y sigo adelante, contando con la sabiduría de la naturaleza, ella sabe y si la escucho y la observo me dice que sucede en mi y que es lo que debo hacer.



Imagen creada por Rosa de Soto (Ángel Bemol)

"A veces necesito llorar algunas cosas, es el único modo de limpiarlas y dejarlas ir, como el río que corre hacia el mar."


Historia de la Maga Faula

La conocí en el otoño, casi invierno, de su vida, su alma irradia primavera allí donde va y yo decido compartir su historia en esta estación llena de luz como es el verano.


Ilustración y cuento de Rosa de Soto (Ángel Bemol) todos los derechos reservados

Y para quienes no puedan leerlo bien en el archivo, aquí os lo dejo en cuento también:

CUENTO DE LA MAGA FAULA

Se llamaba Josefina María de los Ángeles Gómez de la Vega y Griñón , un nombre difícil de pronunciar de un tirón sin que acabase faltándote el aire. Nació en el siglo diecisiete y era de noble cuna, casada con un marqués y pese a que vivió en una época un tanto oscura y algo difícil para una mujer donde su vida se limitaba a la atención de su esposo, sus hijos, y algún que otro acto social, siempre era una persona alegre, soñadora y curiosa. Para dejar patente su alegría, hacía que le trajesen las más coloridas telas de Italia y Francia con las que se hacía vestidos que sorprendía a la corte.

Pasó el tiempo, sus hijos crecieron y se casaron bien, su marido murió dejándola  viuda y sola  a los cincuenta años, aunque muy rica, lo que le permitía pasar los años que le quedasen de vida sin preocupaciones. Libre de  ataduras empezó a aprender todo lo que le era posible satisfaciendo al fin su curiosidad. Paseaba por el jardín a menudo y en uno de sus paseos, mientras descansaba en un banco bajo el sol primaveral, escucho una voz. Miró a su alrededor, no había nadie, sería su fértil imaginación. ¡Psi, aquí! - Otra vez esa voz. Se fijó en el ciprés que había junto a su banco. - ¡Si, soy yo! - ¡Un ciprés que habla! Se dio tal susto que casi se cae del banco, pero después se emocionó. - ¡Un árbol parlanchín, increíble! - Yo no soy realmente un ciprés, soy un mago preso de una maldición, mi nombre es Luigui y llevo mucho tiempo esperando a un ser con tanta luz como tú. - Sacudió sus ramas y entre ellas asomó una barita. - Esta es una barita mágica, con  la  cual  puedes  ayudarme  a  romper  el  hechizo. – Dijo  el ciprés.

Josefina estaba entusiasmada, ¡magia!, ¡no se lo podía creer!  y mientras hablaban  y cogía la barita, a su pamela empezaron a ocurrirle cosas mágicas, le salían nubes, pajaritos y corazones.

Durante semanas, Luigui le enseñó a usar la barita, él no sabía cómo vencer el hechizo pero sí que en algún lugar a través del tiempo y el espacio se encontraba el modo de hacerlo, así que una de las cosas que nuestra maga novata aprendió fue a viajar a través del tiempo y a otras dimensiones. Esos viajes le permitieron conseguir modelitos nuevos de muy diversas épocas y lugares, conoció a otros seres mágicos, entre ellos a un Ángel apellidado Bemol que había aprendido de un duende a dar nombres nuevos a algunas personas, decidió estrenarse con ella, la condición de Josefina había cambiado y su nombre era demasiado largo, así que la rebautizó como Maga Faula, también conoció al duende y como ya tenía nombre nuevo este le regalo un bolso mágico con muchos colores,  incluso le enseñó a hacerlos y cuentan que la Maga Faula, antes llamada Josefina, le hizo su bolso a la mismísima Mary Poppins. Y mientras seguía viajando, aprendiendo, conociendo a seres maravillosos y buscando el contra hechizo para su querido Luigui, repartía alegría y magia entre todos aquellos que la necesitaban.          


Seres humanos y divinos, Mónica vs Duende de los nombres

De un tiempo a esta parte he ido conociendo a unos cuantos divergentes y uno de ellos es mi amiga Mónica la inspiradora del Duende de los nombres. Alguien con la sensibilidad a flor de piel y una gran creatividad, de esas que como dice la frase popular "vale para un roto y para un descosio", o sea que vale mucho y prácticamente para todo.
Nos conocimos cantando en un coro y pronto conectamos, hemos cantado juntas en diversas ocasiones y ha colaborado conmigo en muchos proyectos artísticos. Pues sus dones no se encuentran solo en su voz.
En su ser conviven una gran capacidad de inventiva, organizadora nata, espíritu colaborador y solidario, conoce, comprende, ayuda, lo que no sabe lo aprende, un carácter alegre, simpático y algo loco en el buen sentido. Una de esas personas que no te deja indiferente cuando pasa por tu vida, de las más sinceras y transparentes que conozco, lo cual puede suponer una ventaja o un inconveniente dependiendo de a quien tenga enfrente, pues es un antídoto contra la hipocresía y cualquier máscara que uno se pueda poner. Quienes la conocemos y la queremos nos encanta que sea así.
Tiene la capacidad de dar tanto con sus proyectos y la vida que a veces también se desilusiona y se rompe, por suerte con capacidad para reconstruirse de nuevo y seguir, herramientas no le faltan. Una de las ventajas que se tiene cuando se es creativo.
Es tanta su creatividad, imaginación y capacidad de inventiva que fue quien vio y bautizó a este Ángel como Bemol. Me dio este nuevo nombre que tanto me inspira y tantas satisfacciones me está dando. Me vio más allá del disfraz de aprendiz de humano y ello también me proporcionó la valentía para profundizar en mis dones y a su vez verlos en otros.
Por eso no podía menos que devolverle el favor y regalarle al duende de los nombres, siendo como es ella no podía asignarle un ser mágico mejor.
En una ocasión alguien me dijo que con el paso del tiempo y según te encuentras y te atreves a ser tú, te vas encontrando a su vez con tus iguales.


Este Ángel y su creadora se va encontrando poco a poco con sus iguales y la pandilla mágica va aumentando, aún queda alguno más que iréis conociendo.


Y aquí dejo algunas muestras de su creatividad bajo el nombre de la "Factoría Bucólica". Esto es lo que hace con su imaginación, sus manos y su corazón.



Dulces, ramos, cuadros personalizados, cestas de bebe, portachupetes, decoración.


Mesas dulces para eventos y celebraciones.

Si es que este ángel tiene amigos con mucho corazón y mucho talento.



Divergente

Mucho tiempo sin hablar de una película y hoy quiero realizar una reflexión en torno a este film que en su día me hizo pensar y que considero enlaza y viene al caso con la entrada anterior. Basada en una trilogía literaria en la linea de los juegos del hambre, siempre es más recomendable leer los libros antes que ver su versión cinematográfica, habla de un hipotético mundo futuro donde para preservar el sistema social, la humanidad está dividida en cinco facciones o categorías, Verdad, Abnegación, Osadía, Cordialidad y Erudición, que desempeñan un cometido muy concreto. Al cumplir dieciséis años independientemente de la facción en la cual han nacido y han sido educados, han de superar una prueba y unirse a la sección para la cual demuestran tener más virtudes y habilidades. Pero nada es tan simple, algunos seres humanos nacen con características especiales, con dones y virtudes más amplias que los capacitan para pertenecer a más de una sección, los denominan divergentes, la líder de una de las secciones considera que estas personas tan poco comunes puede hacer peligrar el equilibrio del sistema y se está dedicando a eliminarlos sin el conocimiento del resto de las facciones y de la mayor parte de la suya. Beatrice, la protagonista, una divergente que ha logrado ocultar su condición en la prueba, es la única que puede mostrar la verdad acerca de lo que está ocurriendo.
Hace algún tiempo una amiga me dijo que en mis trabajos artísticos veía precisamente divergencias, que no terminaban de tener una personalidad concretas, un lenguaje determinado, que no me centraba en una linea sin salir de ahí, que eso a las personas les podía provocar cierta inquietud al no poder situarme en un estilo concreto con una forma determinada. Creo que me dijo algo realmente interesante y a tener en cuenta, ¿tanto necesitamos crear una vida segura, un entorno seguro, que todo lo que no se puede catalogar de una manera concreta, fijar sin que se mueva, sin que se salga de esos parámetros nos provoca desasosiego?, ¿O son solo unas cuantas personas concretas y determinadas que no toleran la evolución y el cambio, que temen salir de su zona de confort y que otros lo hagan, quienes realmente se sienten amenazados?  Podría considerarme divergente en mi forma de sentir, de ver el mundo y de expresarlo. Bien es cierto que cuando surge alguien que no se conforma con ser una sola cosa, con seguir un solo camino, expresarse de una sola forma, de encajar en un patrón o etiqueta determinada saltan las alarmas de muchos que no tienen el valor de salirse de la linea, de saltar la valla, de vivir evolucionando. En contra de lo que dijo mi amiga, leí una vez a un coach que planteaba lo siguiente, ¿para que quieres tener personalidad e identidad? Ya dije en una ocasión que la palabra personalidad viene de persona y persona del griego prosopom, que significa máscara, identidad viene del latín idem, que significa "igual a".
Hubo un tiempo que a los divergentes se les denominaba "hombres del renacimiento", como Da Vinci, que probablemente fue el inspirador de esa expresión, y se les consideraba genios. 



De nombres, etiquetas y valores.

¿Quién eres? Recordemos aquel cuento de Antony de Mello que os dejé en otra entrada "tu niño/niña lo sabe", el no entendía de etiquetas ni definiciones, es con el paso de los años cuando comenzamos a colocárnoslas, o permitimos que otros lo hagan a su vez, la familia, los amigos, la sociedad en general, ¿Quién eres? pregunto de nuevo, tal vez la respuesta más acertada sea, quien decides ser o te permites ser, las etiquetas y definiciones nos las colocamos o las asumimos nosotros, a lo largo del tiempo, llego a la conclusión de que el valor que tenemos nos lo imponemos nosotros mismos. ¿Con todos los nombres que te han dado a lo largo de tu vida con cual o cuales has decidido identificarte?
Un nombre, una etiqueta, una definición puede ser un impulso, una responsabilidad o una carga depende de como se lleve.
Hace poco que llegué a esta reflexión y con ella a un descubrimiento, ¿por qué ciertos patrones y hechos en mi vida se repiten? tampoco soy tan mala. La respuesta es simple, por que hasta ahora no era capaz de ponerme en el valor que tengo y merezco.
Una vez leí una historia de una maestra que le enseño un billete de 20 € a sus alumnos, les preguntó si lo querían, ellos respondieron al unisono que si, luego arrugó el billete y volvió a hacerles la misma pregunta, la respuesta de nuevo fue afirmativa, luego lo pisoteo, arrastro y ensucio, siguió preguntando si lo querían, y para no variar la respuesta continuaba siendo afirmativa, por último le rompió una esquina y lo rasgó un poco por otro lado, ¿aun lo querían? la respuesta seguía siendo un rotundo si.
La moraleja es simple, somos como ese billete, el echo de que la vida nos arrastre, pisotee, nos rompa a veces, no significa que perdamos nuestro valor y que otros sean capaces de verlo. Una curiosidad, un diamante es en realidad un pedazo de carbón que por obra y gracia de mutaciones químicas modifica su estructura molecular, dureza y apariencia y se le da más valor.
La posibilidad de pasar de carbón a diamante es inherente en todos.
Coge tus definiciones, etiquetas, nombres y decide si los usas como pistas que te lleven al diamante o como una carga para quedarte donde estas.
En una entrada anterior dije que crecer es uno de los mayores actos de amor que puede realizar uno hacía si mismo, pues aquí viene otro, ponerte en valor, darte valor, valorarse y ser valiente es otro acto de amor que lejos de lo que erróneamente pensamos no es armarse hasta los dientes, y liarse a tortas con todo lo que a uno se le pone por delante, sino ocupar el lugar que realmente mereces y te corresponde que no se encuentra muy arriba y menos aun abajo.



Ilustración de Rosa de Soto (Ángel Bemol) todos los derechos están reservados

"Tenemos tres nombres, el último solo puede dártelo un maestro o quien te ame incondicionalmente y ese es el que te abre la puerta a tu verdadero ser"

El duende de los nombres

Los duendes son seres simpáticos y traviesos, tienen la capacidad de estar en varios sitios a la vez, pueden ser huidizos y a veces cambian las cosas de lugar. Difícilmente puedes verlos, saben jugar muy bien al escondite pero a veces te dejan regalos, te conceden deseos, te señalan el camino de baldosas amarillas a través de lo que te esconden para que lo busques y lo que te obsequian para que te encuentres, también se les da muy bien guardar secretos. En esta estación de luz en la que entramos os presento a un duende muy especial que también forma parte de la pandilla de Ángel Bemol. Alegre, risueño y muy creativo, con un don curioso, el de regalar nombres, no cualquier nombre, si no justo el que necesitas para saber quien eres y dar los pasos hacia lo que quieres y de lo que eres capaz. Es más, os cuento un secreto, antes de que Ángel Bemol supiese que ese era su verdadero nombre para llegar a su verdadera naturaleza se tropezó con este duende y tuvo el honor y la suerte de poder verle, algo increíblemente excepcional, se hicieron buenos amigos y el duendecillo como premio le hizo el regalo de ese nombre único, personal e intransferible. Como duende que es tiene un carácter independiente, sigue apareciendo y desapareciendo, siempre de aquí para allá, pero cuando se reúne con el resto de la pandilla es una fiesta, pues pone ese toque de alegría, chispa y naturalidad que a veces hace falta en la vida.


Ilustración de Rosa de Soto (Ángel Bemol) todos los derechos están reservados

¿Decides crecer o morir?

Lo contrario del amor no es el odio, lo contrario del amor es el miedo. ¿Quien teme crecer? ¿Quién teme perder? Sigo expresándome en términos naturalistas, observar a la naturaleza es una inspiración para entender muchas cosas, ella tiene todas las respuestas y como hijos suyos que somos también están en nosotros aunque no siempre las veamos. Cuando una semilla cae en suelo fértil, si no pierde su forma original, si no rompe la tierra, si no crece, lo que le ocurre es que se pudre y muere. No es cierto que no somos semillas en suelo fértil, lo somos, pero creemos erróneamente que pudrirse y morir es lo más seguro, que el miedo es lo más seguro, ¿pero desde cuando el miedo es algo seguro? Una semilla no se plantea "no puedo crecer", lo hace y punto.
Una vez leí que según un estudio científico, aerodinámicamente una abeja no está hecha para volar, el echo de que lo haga contradice todas las leyes físicas, pero eso la abeja no lo sabe, por lo tanto decide volar y vuela pues sabe que tiene alas y puede utilizarlas.
Cuando negamos la realidad de la perdida y el cambio, negamos la realidad del amor. ¿Pero qué perdida? la de las viejas creencias y paradigmas, ¿qué cambio? seguimos en lo mismo el de las viejas creencias y paradigmas que nos crean falsas limitaciones y errónea sensación de seguridad.
Obviamente no puedes volar como las abejas por que para empezar no tienes alas, pero si puedes crecer y evolucionar como cualquier semilla, ¿por qué te lo niegas?, ¿por qué nos lo negamos?
Cuando creces no importa lo lejos que va quedando la tierra donde te gestaste tienes las raíces para recordarla, sentirla y seguir nutriéndote de ella, no importa lo que cayó y se perdió en cada otoño e invierno, era necesario para seguir creciendo. Cuando creces realizas hacía ti el mayor acto de amor y por ende puedes también realizarlo con todo lo que te rodea.


Imagen digitalizada basada en una obra de Rosa de Soto (Ángel Bemol)

"¿Por qué tanto miedo a crecer y evolucionar? Las semillas que no crecen se pudren y mueren."

Es de bien nacido ser agradecido



¡Uy, casi se me olvida!
¡MUCHAS GRACIAS POR LAS 1000 VISITAS!

El trabalenguas de los encuentros y las perdidas

He andado unos días perdida, o eso pensaba yo, hasta que me hice las siguientes preguntas.
¿Crees que estás perdida?, ¿te sientes perdida?, lo planteo de otra manera, ¿consideras que te has encontrado alguna vez? si no lo has hecho, no puedes perderte pues aquello que no se encuentra o con lo que no te encuentras, no puede perderse, si no has tenido aun un encuentro contigo, no te puedes perder. 
Parece un trabalenguas pero si lo pensamos un momento puede tener su lógica y su sentido.
Es cuando uno decide buscar que existe la posibilidad de encontrar y cuando se encuentra es a su vez susceptible de ser perdido. Si no te has buscado, no te has encontrado, considerarse perdido es una ilusión. Simplemente está la posibilidad latente de dar el primer paso hacia la búsqueda, con ella muchas posibilidades de encuentro y después perder lo encontrado, pero la perdida es ese estado previo a lo que realmente importa, el ser, pues cuando se es, no hace falta buscar, ni encontrar, ni perder. La vida es un camino hacía una búsqueda que produzca un encuentro, de la liberación mediante la perdida hasta llegar a la certeza del ser. Hay que quitarse algunas capas, liberar peso, romper el cascarón hasta abrirse paso al encuentro con la propia luz. 
Cuando Moisés subió al monte Sinaí escuchó una voz y al preguntarle quien era, la respuesta que obtuvo fue la siguiente; "Soy el que soy", en esas palabras cabe todo y nada.
La perdida es la oscuridad desde la que creces por primera vez o de nuevo, cuando algo está creciendo no se plantea hacia donde, ni el que, simplemente deja que suceda. No hay nada más perdido y lleno de posibilidades que una semilla abriéndose paso, no sabe hacia donde, en medio del refugio que le supuso la oscura tierra.
Donde acaba la búsqueda, el encuentro y la perdida estás tú.
Así que, ¿y si simplemente nos permitimos perder y nacer todas las veces que haga falta, sin preocuparse del porque y para que? Cuando se ve la luz eso se acaba revelando. He tenido unos días que sentía que me perdía, bendita perdida, ahora estoy aquí aprendiendo también de ella.
Andaba perdida, asumiendo un descubrimiento, un encuentro, sobre mi persona hasta que me he dado cuenta de que debía simplemente asimilarlo en mi y dejarlo ser.



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"No te encuentras en la búsqueda, te encuentras en la perdida. Buscamos nuestro lugar, cuando nuestro lugar es el encuentro con nosotros mismos."

¿Y el amor?

Vemos la primavera como la estación del amor y tampoco es tan descabellado considerarlo así, el amor tiene la capacidad de equilibrarlo todo, la belleza se despliega ante nosotros como nunca y su contemplación nos proporciona paz. Veo el amor de este modo, como ese paisaje que desearías contemplar toda tu vida, situar tu casa y tu existencia frente a él para siempre, y pese a las huellas y los cambios que dejen en él las estaciones, con sus lluvias, nieve, viento y tormentas, te parezca hermoso siempre. Te asomas a tu ventana y disfrutas y comprendes cada cambio, te deleitas comprendiéndolos, aprendiéndolos, y sigues observando sin poseer, sin pretender abarcar, ni cambiar a tu modo el paisaje.
Quienes aman aceptan los paisajes y la naturaleza de las cosas tal y como son. 
Una lección que me debo a mi misma en este momento, más aún después de haberse producido un choque de egos recientemente en mi vida, uno de ellos, el mio propio. A veces surge la claridad del error y con ello la certeza absoluta de lo que debe acabarse. El aprendizaje es continuo y hay etapas que deben cerrarse, personas que hay que dejar donde están, como están, no volver a ellas y seguir adelante, bendiciendo y amando esos momentos para que no se produzcan otra vez. Todo es perfecto tal y como es, tiene un propósito, incluso la tormenta y tras ella la certeza también de que hay un sol y ambos son un acto de amor, para el equilibrio de las cosas.


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"Cuando pretendes cambiar, manipular, convencer, adoctrinar, domesticar y educar, no lo estás amando"

Equinoccios y Solsticios

Se va un solsticio (de invierno) y llega un equinoccio (de primavera) y decido ponerme un poco interesante y dedicar esta entrada precisamente a ellos.
¿Cuantos solsticios y equinoccios hay?, ¿Cual es la diferencia entre un solsticio y un equinoccio?
Hay dos solsticios (invierno y verano) y dos equinoccios (otoño y primavera).
Todo está relacionado con el sol y la luz. En los solsticios hay una descompensación de luz, en invierno por defecto, las noches son más largas, y en verano por exceso, los días son más largos, luego llegan los equinoccios y las horas de luz y oscuridad se igualan, equilibrando ambas cosas.
Entramos en un momento donde la oscuridad se aproxima más a la luz, como la semilla empieza a asomar a través de la tierra y pide empezar a crecer.
En el fondo sentimos que la energía cambia no solo alrededor, también en nosotros. Hay momentos donde la oscuridad reclama nuestra atención, otros donde lo hace la luz y contamos con dos momentos neutrales dentro de esos ciclos para equilibrar ambas.
La naturaleza es sabia, aprendamos de su sabiduría.


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Otra estación

Me vais a perdonar pero todo este tiempo he considerado que tocaba fluir con esta energía y la estación que me pedía entender y asumir la oscuridad y el frió que habita en todos y como ocurre con el estiércol, algo que consideramos un desecho, utilizarlo para la fértil, colorida y luminosa primavera que ya está llamando a la puerta. Porque además la luz no se entiende sin esa oscuridad. Hasta ahora nuestra temible sombra, el hombre del saco que llevamos permanentemente a cuestas va perdiendo fuerza una vez que se va transformando en la tierra, el huevo o útero de serenidad y silencio que hace falta para gestarse, también tiene mucho que ver con el invierno y la hibernación, valga la redundancia. Continuaremos poniendo luz en la sombra y sombra en la luz. . . sin miedo o a pesar de él.
Consideremos que esta vez, en este ciclo no se ha podido sanar todo y poner el foco a todas las sombras que llevamos a cuestas, no importa, lo que realmente importa es seguir contando con los otoños e inviernos, necesarios para curar y dejar ir.
¿Que has sanado y has dejado ir en este ciclo?, no me lo digas, hazte esa pregunta a ti mismo.


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"Cada uno es libre de vivir o ir muriendo como desee, pero hasta las cosas que mueren pueden ser abono para las que nacen"


Poniendo luz en las sombras

Consideremos que esto es como una de esas reuniones donde se hace terapia de grupo, te levantas y honestamente admites todo aquello que ha sido un obstáculo en tu vida para llegar a ti y ser quien realmente eres. Empieza este aprendiz de humano y proyecto de ángel que soy yo misma, luego quien lo desee que haga sus listas, con honestidad y sinceridad hacia si mismo. ¿Que has creído ser todo este tiempo? y luego, como hacemos con los sinónimos buscamos lo que hay tras esos velos que nos ocultan, pues como puse en otra entrada más abajo, tras cada uno de nuestros miedos y obstáculos están escondidos nuestros mayores dones y talentos.



¿Significa esto que me he rendido? No, simplemente he aceptado estos posos dejados por algunos inviernos, he entendido que en mi camino hay algunas umbrías y que entre las cenizas y en el silencio de la oscuridad se puede hacer dos cosas o morir, o crecer con la primavera que viene.

¿Soy cobarde? En absoluto, ser honesto con uno mismo es el primer acto de valentía, el segundo es serlo también con los demás.

¿Quienes son los culpables? Nadie. Estos son lugares por los cuales simplemente paso o he pasado mientras estoy aquí.

Todo paso, todo por lo que se pasa, es por alguna razón. Observo sin culpa, sin resentimiento cada una de esa huellas en el camino.

Equilibremos, plantemos, sembremos y crezcamos. La niña y el ángel que hay en mi lo saben.

La verdad, ese ser extraño, a veces



Imagen creada por Rosa de Soto (Ángel Bemol)

"A algunos la verdad los libera, para otros es la excusa para atacar y justificarse desde sus cadenas."

Vivir en un baile de máscaras

No hace mucho tuve la oportunidad de compartir verdades personales con alguien, de liberar ciertas cargas, de realizar un ejercicio de honestidad y proporcionarnos una paz, compresión y claridad mutua necesaria en ese momento. Eso me ha hecho recordar de nuevo a nuestras amigas las máscaras, y aunque ya las he nombrado en otras entradas, tienen tantos matices, son tan bonitas algunas, tienen tantos colores y adornos, nos ayudan tanto a escondernos, a fingir que todo está bien y perfecto, y cuando nos la ponemos ya estamos invitados al baile y somos aceptados en el grupo, la manada, que a su vez llevan sus máscaras y en consecuencia al final no se sabe quienes somos los unos y los otros. Pero da igual por que nos aceptan y nos quieren, ¿seguro?
No hay mayor ciego que quien no quiere ver o verse.
La verdad os hará libres dijo un maestro una vez y otros dirán si, pero duele y puedes perder, bueno, por un lado depende de como se diga, con serenidad, respeto y asertividad, o con culpa, rencor y poco o ningún respeto, en esta última instancia la verdad se convierte en ataque y defensa y pierde una gran parte de ser realmente verdad.
En cualquier caso lo que se ha de perder se pierde y a veces es lo mejor que nos puede pasar, esconder o esconderse pensando que se puede evitar un mal mayor, o que podemos conservar así lo que queremos, es como guardar un saco de piedras debajo de una alfombra, más tarde o más temprano la persona tropieza, cae, se percata de que el saco está ahí y como se ha echo daño su reacción puede ser peor. Esconder, justificar, engañar, hace que la perdida se produzca igualmente con más dolor aun si cabe, como ocurre al tropezar y caer, pues de echo caen muchas cosas y cuando caen pueden o no volverse a levantar, pero en cualquier caso no será como antes. Hay engaños que son como las hojas en otoño, las que han caído no vuelven al árbol.
A veces nos hablan con educación y con respeto y como no nos interesa oír lo que nos están diciendo nos incrustamos con más fuerza la máscara que se convierte en un yelmo, lo acompañamos de la espada y el escudo y nos perdemos aun más a nosotros mismos.
Hay quienes se identifican tanto con su máscara, con su auto engaño, se sienten tan cómodos o se convencen tanto de que ya no ahí otro camino, que forma parte de su propio rostro y de su propio ser y como ocurría en aquella película titulada precisamente "La máscara" de Jim Carrey, hay un momento en que arrancársela se hace muy difícil.




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"No se trata de olvidar, ni ocultar, se trata de sanar. Lo que se entierra hecha raíces y crece por algún lado, para bien o para mal"

¿A que tienes miedo?


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"A pesar de que tenemos alas para volar sobre él, tememos saltar hacia nuestro abismo."

El mundo entre arcenes y carreras

Vivimos entre la inmediatez y la anticipación, entre mejor "lo dejo para mañana" o "el quizá algún día", llega la hora de llenar vacíos y nos cuesta una barbaridad hacerlo estando "presentes" y puedo decirlo claramente y con propiedad pues también he pasado por ahí. Tal vez consigue que me vaya salvando, la creatividad.
Admitir todo aquello que nos bloquea o nos distrae, lo que nos hace estar en un estado de inquietud y ansiedad constante es dar un gran paso. Y en este mundo en el que vivimos, excusas y motivos que nos bloqueen o nos distraigan podemos encontrar muchos.
A la contra, la angustiosa necesidad de llegar cuanto antes, de conseguirlo cuanto antes, es el caldo de cultivo de los abandonos prematuros y las frustraciones.
Tanto si nos fabricamos excusas, obstáculos, así como si vamos como los burros con orejeras o como los toros sin tener en cuenta lo que hay delante, detrás y a los lados, y voy sea como sea y con lo que sea, nos alejamos igualmente del camino verdadero. El primero nos deja constantemente esperando en el arcén y el segundo yendo tan rápido y con tanta ansia que no disfrutamos del paisaje.
Pero admitamos y solucionemos cada cosa de una en una, sin prisa pero sin pausa, sin ansiedad ni expectativas.
Por ejemplo ¿Necesitéis que esté constantemente por aquí?, ¿Necesitáis consumir todo lo que hay por aquí?, ¿La dosis cada poco tiempo?, ¿Lo necesitáis?
Lo siento, cada estación tiene su proceso y la sombra tiene sus momentos de hibernación y gestación en silencio para cuando le toque salir a la luz, como las mariposas.


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"La oscuridad gesta lo que será luz en primavera"

Vacios llenos de posibilidades

¿Que pasa con el vacío, la soledad, el silencio?, ¿Porque puede llegar a inquietar tanto? Una de las cosas interesantes que he observado dando clase de pintura es el miedo o la indecisión ante el lienzo, al espacio en blanco, como un profundo abismo, a pesar de que en este es blanco y por lo general los abismos son negros, oscuros, lo cual me hace recordar un libro de José Saramago, "Ensayo sobre la ceguera", los ciegos de esa novela no veían oscuridad sino luz, lo que había frente a sus ojos era un velo blanco. Hay oscuridades que tienen mucha luz, tanta, que da más miedo si cabe mirarlas por si nos deja ciegos.
El miedo al lienzo, al espacio en blanco, al vacío, es semejante al pánico escénico, miedo a la responsabilidad que hay frente a nosotros. De repente nos encontramos con un espacio que pensamos tenemos que llenar, con nuestras ideas, con nuestra presencia, y cultural y socialmente nos han echo creer que no debemos ser grandes, que no tenemos derecho a brillar. A veces ese miedo es a que se pueda manifestar, no la luz, sino alguna de nuestras escondidas sombras, defectos, imperfecciones, inseguridades que aun no estamos preparados para ver reflejados y plasmados.
Pero el mundo necesita cada una de las luces que portamos, no importa el tamaño, ni la intensidad con la cual se empiece, pues como las velas, una luz, por diminuta que parezca, puede encender otra.
En esta oscuridad de la que hablo hay implícita una pequeña luz, algunos lo denominan don, si confías en el fluir de la vida, en la sabiduría del universo, se presentan ante ti las situaciones para que esa luz crezca, se desarrolle y vaya ganándole más espacio a la oscuridad.
El lienzo, la hoja en blanco, el escenario es un lugar donde se crean y desarrollan mundos, los tuyos. Mundos llenos de posibilidades.


Imagen creada por Rosa de Soto (Ángel Bemol) 

"Tu mayor miedo solo oculta tu mayor don. Atrevete a descorrer el velo y a mirar tras el espejo."