Consideremos que esto es como una de esas reuniones donde se hace terapia de grupo, te levantas y honestamente admites todo aquello que ha sido un obstáculo en tu vida para llegar a ti y ser quien realmente eres. Empieza este aprendiz de humano y proyecto de ángel que soy yo misma, luego quien lo desee que haga sus listas, con honestidad y sinceridad hacia si mismo. ¿Que has creído ser todo este tiempo? y luego, como hacemos con los sinónimos buscamos lo que hay tras esos velos que nos ocultan, pues como puse en otra entrada más abajo, tras cada uno de nuestros miedos y obstáculos están escondidos nuestros mayores dones y talentos.
¿Significa esto que me he rendido? No, simplemente he aceptado estos posos dejados por algunos inviernos, he entendido que en mi camino hay algunas umbrías y que entre las cenizas y en el silencio de la oscuridad se puede hacer dos cosas o morir, o crecer con la primavera que viene.
¿Soy cobarde? En absoluto, ser honesto con uno mismo es el primer acto de valentía, el segundo es serlo también con los demás.
¿Quienes son los culpables? Nadie. Estos son lugares por los cuales simplemente paso o he pasado mientras estoy aquí.
Todo paso, todo por lo que se pasa, es por alguna razón. Observo sin culpa, sin resentimiento cada una de esa huellas en el camino.
Equilibremos, plantemos, sembremos y crezcamos. La niña y el ángel que hay en mi lo saben.
Un día alguien me presentó a un Ángel apellidado Bemol, le pregunté por que era ese su apellido y me dijo que los ángeles sostenidos son los pintados en techos y bóvedas y que este al ser de este mundo tenía que ser bemol. Ahora se que este ángel está aquí para inspirar y compartir reflexiones desde el alma así como información para que otros se encuentren. Gracias a Mónica por haberse cruzado en mi camino para presentarme a Ángel Bemol el cual siempre me ayuda a crecer y a encontrarme.
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